lunes, 17 de febrero de 2020

En mi corazón

 Querida Consuelo:

Te has ido detrás de nuestra amiga Estrella, y no me habéis esperado, quizás queríais allanarme el camino para cuando me toque emprender el viaje, pero habéis corrido tanto... que siento vuestra orfandad.

Queridísima amiga, has sufrido mucho en esta vida, pero has tenido la suerte de tener una familia y muchos amigos que te han querido y siempre te querrán, y a los que tú has amado incondicionalmente.

Mi querida 'cucharera', mujer noble de Pedro Bernardo, balcón del Tiétar, que hoy llora tu ausencia. Desde la humildad, fuiste grande en tus principios y valores. Ávila, tierra de Santa Teresa, te otorgó toda la bondad de la que tú derrochabas a raudales, siempre dispuesta a ayudar y tender una mano amiga a quien lo necesitaba.

Mujer con coraje y valentía. Fuiste una de las pioneras en la lucha por defender los derechos de las personas afectadas por la polio, que quizás no supieron, no supimos estar a tu altura, ni agradecer lo mucho que hiciste por nosotros. Creíste en la unidad del colectivo y creaste con mucha ilusión la FEAPET (Federación Española de Asociaciones de Polio y Efectos Tardíos). Pero tu labor no tuvo fronteras, desde la OMCETPAC (Organización Mexicana para el Conocimiento de los Efectos Tardíos de la Polio) trabajaste para difundir sus objetivos en Iberoamérica.

Mujer vital de fuerza arrolladora y corazón de niña, de todas tus virtudes y cualidades, me quedo con tu alegría y esa risa franca y sonora, tu sello de identidad. Amiga, nos enseñaste que, a pesar de las adversidades, la vida bien merece la pena vivirla.

Querida amiga, hago mías las palabras, que un día escribieras en tu blog, allá por 2016:

A este mundo le hace falta amor, esperanza, compromiso, y si cada día nos sumáramos más personas a formar un mundo más sensato, más justo, más tolerante y menos violento… juntos podríamos hacer un mundo mejor para los que vienen detrás.

Para cambiar, o transformar la historia, se necesitan hombres y mujeres que sean capaces de ponerse de pie, y de levantar la voz para defender sus ideales.

Y es que, al final, lo que verdaderamente importa no es mirar de dónde vienes, sino fijar la vista hacia dónde quieres llegar y poner en ello el corazón.”

Esa eras tú, mi querida Consuelo Ruiz.

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